¿Cómo saber qué talento nos ha sido dado?, ¿este o aquél otro?, ¿los dos?, ¿será alguno de ellos, un talento?
Evidentemente, para abordar estas preguntas hay que remitirse a la definición misma de talento. Se presenta, en la parábola y en su propio decir, como una capacidad innata, algo aparentemente independiente de nosotros mismos.
Considero que la dimensión innata, heredada, ¿"natura"?, del talento no puede negarse, pero constituye sólo una parte del desarrollo de una capacidad.
Supongamos, entonces, un individuo mítico llamado Fulano, tirado panza arriba mirando el cielo y sin saber qué hacer con su vida ni importarle esto demasiado. Supongamos también, como hipótesis adicional, un familiar a elección (preferentemente la madre) que decide que el zángano de Fulano tiene que hacer algo con su vida, que no puede quedarse todo el tiempo tirado panza arriba, y lo lleva a un psicólogo para una Orientación Vocacional.
A todo esto, el psicólogo, luego de haber enfrentado con él mismo y con otros arduas discusiones acerca del eterno dilema entre Natura y Nurtura, había ya optado (los psicólogos siempre han tenido talento para esquivar el bulto) por hablar, no de talento, sino de "aptitud".
El psicólogo le aplicó a Fulano una larga serie de cuestionarios y técnicas orientadas a detectar y determinar las aptitudes de un individuo.
Pero, a poco andar, el psicólogo orientador se dio cuenta de que no iba a llegar muy lejos con esto. Porque resultó que Fulano tenía increíbles aptitudes para las actividades vinculadas con... X, y aún así, seguía pasando todo el día panza arriba mirando el cielo.
Entonces revisó sus libros y encontró una segunda teoría, la de los "intereses". Esto es, más allá de tener capacidad para esto o aquello, era posible que el interés no coincidiera con la aptitud. Y ahí, ya estábamos en problemas.
Por eso el psicólogo aplicó a Fulano distintos "cuestionarios de aptitudes e intereses" y técnicas anexas. Y estuvo contento por un rato, hasta que se apercibió que Fulano tenía mucha aptitud para X, que X era también uno de los campos de su interés... ¡Pero Fulano seguía optando por vivir panza arriba, mirando el cielo!
Cuentan que el psicólogo mítico se cansó y elaboró un informe en el que decía que Fulano no tenía vocación alguna, más que para yacer mirando el cielo.
Otras versiones dicen que, más elegantemente, señaló que la vocación de Fulano era la astronomía especulativa, o la meditación horizontal.
Otras, incluso, cuentan que un día Fulano se acostó cerca de un árbol y cayó una manzana justo en su boca... Y entonces por fin - tras haber saboreado la fruta-, Fulano se levantó y, utilizando el seudónimo de "Isaac Newton", se puso a escribir sus observaciones de años y se hizo famoso.
Se dicen muchas cosas respecto de este Fulano. Yo tengo mi propia teoría, que va más allá de las aptitudes y los intereses.
Así que, si he despertado algún interés hasta aquí, a usted o a alguien, más tarde sigo contando...
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